Cuando una persona llega a tu vida, es muy difícil determinar en ese momento la importancia que va a tener en la misma…
He tenido toda clase de ‘’amigos’’: Los conocidos, los que están ahí solo cuando estás bien, los solidarios, los circunstanciales, los del bonche, los del trabajo, y los más importantes: los que están ahí en todo momento, sobre todo cuando ‘’la cosa’’ está difícil.
Mi experiencia, en estos casi 30 años, ha hecho cerrarme bastante en cuanto a dejar entrar abiertamente a una persona nueva a mi vida. No porque me hayan hecho daño, sino porque por lo regular esos grandes amigos que me han acompañado cuando lo he necesitado son los mismos de hace 10, 15 años, y por esta y otras razones mis verdaderos amigos se cuentan con los dedos de 1 sola mano, y sobran dedos.
Todo esto lo escribo porque sorpresivamente he ‘’conocido’’ a alguien recientemente que me ha demostrado que podría ser un@ de es@s grandes amig@s. Se me complica tanto confiar abiertamente en alguien y contarle ‘’cosas’’ muy intimas, sobre todo en un momento tan difícil de mi vida. Y lo he hecho con esa persona, y la retroalimentación es tan sana, tan esperanzadora, tan del alma.
La cuestión es que he estado en comunicación con esa persona casi a diario durante los últimos 20 días aproximadamente, y en uno de esos días le escribí algo dándole las gracias por todo lo que estaba haciendo y lo tan al tanto que me tenia y su respuesta fue algo asi como ‘’A mi no me des las gracias, y acostumbrate’’. Esa frase me llegó hasta donde hace mucho no me llegaba nada.
Que cariño te he tomado JB, por última vez te doy las gracias.
Juan O. Suarez